martes, 7 de julio de 2015

Sentí una extraña melancolía al despertar. Algo parecido a la tristeza que siente el niño que nunca supo de su padre. Corrí velozmente hacia el bosque, necesitaba perderme y desaparecer por un instante en su espesura. Solo quería estar sola donde nadie me pudiera encontrar para descansar mi malestar y purificar mi alma. Observaba la arboleda, el vaivén de los arboles con el viento, respiraba y expiraba con ellos. Me sentí libre y me pregunte si es posible odiar y amar a la vez algo que te hace sentir única y rechazada.



1 comentario:

  1. Sí que es posible, el ser humano es una contradicción en sí mismo. Besos!

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