miércoles, 29 de octubre de 2014

¿La ves, no? 
Antes habitaba en el fondo del océano,
donde la profundidad no permite
que lleguen los rayos del sol.
¡Hasta que al fin salio a flote!
Ahora puedo verla a lo lejos, 
en la superficie del mar.
Radiante y cálida, quisiera
 alcanzarla y brindarle mi mano.
No obstante, temo el porvenir.
Necesito que me tires hacia el abismo,
es hora de arriesgar.



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